ETAPA 3: Dhulikhel – Namo Buddha – Panauti
- Distancia: 16,2 Km
- Tiempo: 6h
- Altitud en ruta: 1.428 (mínima), 1.775 (máxima)
- Ruta: ver en Google Maps o descargar track para Garmin

Comienza un nuevo día y el último tramo del trekking. Antes de comenzar subimos hasta el mirador que hay dónde nuestro alojamiento. Tiene unas bonitas vistas de Dhulikhel, lo malo que no podemos subir a la torreta ya que está dañada debido al terremoto.
Antes de continuar hacemos una parada para retomar fuerzas y desayunar en uno de los puestos que hay por el camino. Es mucho más barato hacerlo aquí que en los alojamientos. Y que rico recordar mis desayunos de «masala chai» con un bollo estilo berlina.

A medio camino hacemos un alto en el pueblo de Namo Buddha para visitar su gran monasterio. Su estupa es uno de los tres lugares de peregrinación budista más importantes de Nepal, junto con Swayambhunath y Bodhnath.

La leyenda cuenta que Buda, durante su vida anterior como príncipe, encontró una tigresa que estaba a punto de morir de hambre. Al no tener alimento para poderlo dar a sus cachorros, Buda le dio permiso para devorarlo. La escena está representada en una cueva a la izquierda de la estupa.
Nos despedimos de Namo Buddha para bajar por un sendero que atraviesa el bosque. Llegamos hasta otra pequeña estupa donde hacemos un alto en el camino para comer.
Tras llenar el estómago con un delicioso arroz blanco acompañado por verduras (del que ya estoy bastante cansado) ponemos rumbo a Panauti.
Comenzamos de nuevo a travesar pueblos destruidos por el terremoto. Casas completamente caídas, fachadas dañadas, ect…
En el último tramo antes de llegar a Panauti atravesamos grandes campos de cultivo. Se puede ver cómo lo están preparando para la estación de lluvias. En él cultivarán arroz.
Me sorprende encontrar una «fábrica» de ladrillos a la intemperie. Miles de ladrillos de barro secándose al sol para luego ser transportados, seguramente, a las zonas afectadas por la catástrofe.
Y por fín, tras seis horas de ruta, llegamos a Panauti. Antes de acercarnos a la estación de autobuses cruzamos una zona de templos que me recuerda mucho a Durbar Square de Katmandu, pero a tamaño reducido.
Doy por concluído mi trekking por el Valle de Katmandú. Ha sido completamente diferente que el trekking de Poon Hill. Menos duro, paisajísticamente hablando menos bonito, pero que esconde su belleza en los pueblos y aldeas atravesadas por el camino. Es aquí donde puedes comprobar la dureza con la que golpeó el terremoto en 2015. Y dónde puedes ver como aún y todo la gente sige teniendo esa gran sonrisa en la cara.