Ayer por la noche llegamos a nuestro hotel en Yangon, el Mother Land Inn 2. Teníamos reservado desde casa una habitación doble con baño privado (28$), ya que te recogen en el aeropuerto gratis y después de tantas horas en avión no apetece buscarse la vida para llegar al alojamiento.
Hoy nos hemos levantado pronto para aprovechar el día en Yangon, ya que por la noche cogemos un tren a Mawlamyine.
Desayunamos y un taxi nos acerca hasta la estación de tren para comprar los billetes (2.000Kyats). El tren sale a las 21h y viajamos en “Upper Class”. Queríamos haber cogido la categoría de “First Class” ya que es ahí donde viajas con más autóctonos, pero no quedaban billetes. Nos cuestan 16$ por persona.

Una vez comprados los billetes nos vamos hasta Sule Paya, nuestra primera pagoda que visitamos en Myanmar y en la primera que nos “timan”, jajajaja. Al entrar nos quitamos los zapatos y una chica nos los coge. Nos pide 1000Kyats, los pagamos y a los pocos metros vemos que está la taquilla dónde se compra la entrada (2$/persona). Nos damos cuenta que nos han cobrado 1.000Kyats por guardarnos los zapatos. De ahora en adelante pasaremos de dejarlos y los llevaremos en la mano.

Nos acercamos hasta el Mercado de Bogyote Aung San con la mala suerte de que hoy es lunes y es el único día que cierran.
Cada vez comienza más a apretar el calor y la humedad es insoportable, incluso más que en nuestro viaje a Beijing. Nos impresiona mucho ver que siendo Yangon la puerta a Myanmar, no vemos nada de turismo por aquí. Es una toma de contacto muy buena ya que podemos apreciar la vida birmana en nuestras pieles.

Según vamos caminando hacia Shwedagon Paya, nos topamos con Maha Wizaya Pagoda, un pequeño templo el cual merece una visita, eso sí, cuidado con el marmol blanco que lo rodea ya que nos quemaremos los pies.

Paso tras paso y poco a poco vamos llegando a Shwedagon Paya (8$/pers.), éste fabuloso y famoso complejo con la stupa central tan fotografiada. Recorremos cada rincón observando la arquitectura del lugar y también a las gentes que los visitan las cuales se congregan para rezar, comer, dormir o simplemente hablar entre ellos. Tras un par de horas y con los pies doloridos de ir descalzos, decidimos decirle adiós.


Al lado se encuentra el Lago Kandawgyui (2.000Kyats/pers.) por el que nos damos un paseo a pleno sol. Está repleto de parejas con sus correspondientes paraguas para así evitar la solana. Salimos de él por el lado contrario al que hemos entrado.

Toca la hora de comer y comienza la aventura para encontrar un sitio no turístico dónde nos den comida. Nos metemos por una calle totalmente típica birmana: tráfico, puestos de comida a pie de carretera, cableado cruzando las calles, hoyos y charcos por todos lados… A veces pensamos “¿Pero dónde nos hemos metido?” pero es cierto que estos sitios son los que más nos llaman la atención y los cuales nos gusta descubrir.
Agotados, hambrientos y sedientos, vemos a lo lejos un sitio para comer sin ningún turista. Nos sentamos en la mesa y tras muchas miradas y varios gestos con el camarero conseguimos que nos sirvan (no sabemos muy bien que nos servirán, jejejeje). Por 2.800Kyats (algo más de 2€) comemos hasta hartarnos y con dos botellas de 1litro de agua bien frías.
Nuestra intención es ir andando hasta Chaukhtatgyi Paya, dónde se encuentra el Buda reclinado más bello de Myanmar. Por fin llegamos, menos mal que está en el interior del templo y así podemos cobijarnos del sol un rato. La entrada es gratuita.
Cogemos un taxi para ir hasta el hostel a recoger las mochilas. Nos dejan ducharnos y tras el aseo nos relajamos tomando un refresco, mientras vemos nuestro primer partido de «chinlon» (deporte birmano en el cual, formando un circulo de hasta seis jugadores, intentan mantener en el aire un balón de ratán con cualquier parte del cuerpo salvo con las manos y brazos).
Ahora sólo queda ir hasta la estación y coger nuestro primer tren birmano, a ver qué tal la experiencia… (podéis descubrirla AQUÍ).