
.: MAPA GOOGLE :.
Día 29 (Diciembre 2011)
Sale el sol y comenzamos a recoger las furgos. Toca despedirnos de nuestro encantador camping de “Skhiart Plage” (a unos 20Km de Rabat), el más caro y peor calidad en el que hemos estado durante nuestro viaje, y adentrarnos en la capital de Marruecos. Os dejamos unas fotos del camping realizadas por nuestra amiga Vega:
Datos GPS Camping “Skhiart Plage”
33.887000N
7.012330W
Vemos en la Loney que hay un parking cerca de las murallas de la medina y decidimos aventurarnos a ver si podemos aparcar allí (está en el cruce de Ave Hassan II con Ave Mohammed V). Es la primera gran ciudad que vemos. Al cruzar la ciudad para llegar al parking comprobamos que las bajas casas, como en Asilah, han desaparecido para dar lugar a los grandes edificios.
Tras cruzar toda la ciudad, llegamos al parking (20 dirham por furgo) y tras esquivar a los limpiadores de coches, nos adentramos en la medina. La medina de Rabat no es muy grande y tras seguir los pasos que recomienda la Loney, nos aventuramos a perdernos por ella. Vemos los puestos de verduras, ropa, artesanía, carnes (con las cabezas de cordero y ternera colgadas a modo de adorno) y encontramos algo que realmente nos impacta:
Son pequeños puestos de venta de gallinas, las cuales están encerradas vivas. Tú llegas al mostrador y eliges la que más te guste. Te la pesan, la matan, la despluman (con una especie de máquina) y la llevas lista y fresca a casa. Os dejamos una foto de un puesto parecido que hicimos en Fes:

Descubrimos en la medina de Rabat una plaza, la cual da de la muralla, un mercadillo de artículos. Aunque todo esté sucio y tirado por el suelo nos gusta ya que conserva ese espíritu, que con los mercados de ropa y calzado para el “turista”, vemos que ha perdido muchas zonas antiguas de Marruecos. Incluso descubrimos en el mercadillo un plato pintado con una casa-torre típicas de Álava (el mismo plato que tiene mi madre en casa, jejejeje).



También nos sorprende de la medina de Rabat unas pintorescas calles pintadas de azul y rosa en las cuales están enclavados los accesos a las casas. Algunas muy bien decoradas.


Salimos de la medina por una puerta de la muralla para ir ahora hasta la Kasbah des Oudaias (Kasbah: fuerte o ciudadela. A menudo es centro administrativo).

Según llegamos a las grandes puertas de la muralla que dan acceso a la Kasbah (Bab Oudaia), comienzan a aparecer los falsos guías. Hacemos oídos sordos y continuamos hacia nuestro destino, un mágnifico mirador.

Vamos poco a poco caminando por una calle central dónde nos cruzamos con un “amable” hombre el cual nos indica que para llegar al mirador hay que tomar una calle a mano izquierda. Nos comenta que esta zona es muy complicada debido a sus laberínticas calles y que los turistas suelen coger como guía a un local. Nos negamos amablemente y seguimos por la calle que nos ha indicado el hombre.


Tras dar varias vueltas y llegar a calles sin salida, conseguimos llegar al mirador (más tarde descubrimos que si hubiésemos continuado todo recto por la calle central, ésta nos llevaba al mirador. Ésta sensación la tenemos varias veces durante nuestro viaje a Marruecos. Parece ser que la gente intenta liarte por las calles para que aceptes su ayuda y así poder cobrar unos dirham.
El mirador tiene unas increíbles vistas de toda la medina de Rabat, así como de sus múltiples cementerios musulmanes y el Oceano Atlantico.


Una vez captadas las fotos de rigor, ponemos rumbo a las furgos, pero antes hacemos una pequeña parada en un restaurante que alberga jardín andaluces que hay dentro de la Kasbah.


Para salir de la ciudad lo pasamos “canutas”. Era hora punta y pudimos descubrir que aquí las rotondas no son rotondas, y que para pasar tienes que ir metiendo morro poco a poco para ir ganando terreno. Tras un buen rato de sudores y sufrimiento conseguimos salir de Rabat sin ningún rasguño y nos pusimos camino a El Jadida.