De Irkutsk a Ulan-Bator (Cruce de Fonteras)

Otra vez de vuelta en el tren, pero solo para unas horitas. Este trayecto lo hemos cogido en tercera clase para ver que tal es. Bueno, la verdad es que para un ratito bien, pero para mucho tiempo…. no sé yo. Las camas son más cortas que en los compartimento de kupe, (se nos salían los piececitos y Erik al dormir en la litera de arriba, tenía miedo de guillotinar la cabeza a alguien que pasase por el pasillo, jejejeje) y luego, la gente pasa cada dos por tres por el pasillo y te va rozando o sino el que está un poco más atrás viendo una peli, o que en nuestro caso, a la chica de enfrente no hacía más que sonarle el teléfono y venga a bajarse de la litera y vuelta a subir, la verdad es que yo apenas dormí.

3º Clase.

Tuvimos también enfrente de nosotros a una mujer que rondaría los 50 años. Parecía bastante maja, intentaba comunicarse con nosotros pero la verdad es que nos entendimos a duras penas, si es que esto del idioma es muuu complicado, jejeje.

Cuando nos dieron las sabanas y nos miraron los billetes, me fui al vagón de los valencianos, que estaba unos 4 vagones más adelante, para hacerles una pequeña visita y a intercambiar contactos. Mientras dejé a Erik al cuidado de las mochilas y poniendo las sabanas para dormir.

El tren llegaba a Ulan-Ude a las 6:50h, pero una hora antes ya estaban encendiendo las luces del pasillo para que la gente se fuera despertando y pudiera ir al baño. En esta parada cierran el baño 30 minutos antes de llegar. Desde Moscú ya habíamos recorrido un total de 5640Km y ahora tocaba darle paso al bus.

Nos salimos de la estación y fuimos directamente a coger el tranvía nº1 (menos mal que en la guía viene un plano en el que también está señalado el tranvía) que nos llevaría hasta cerca del hotel donde teníamos que recoger los billetes de autobús que habíamos reservado para llegar hasta Ulan Bator. Tuvimos suerte de coger el tranvía a la primera (este Erik es un crack). El autobús salía a las 8h desde una plaza que está cerca del hotel.

El trayecto del autobús fue bastante largo (nos costó llegar 13h hasta Ulan Bator). Nos tuvieron en la frontera casi 3 horas entre salir de Rusia y entrar en Mongolia, pero también sabemos que el cruzar la frontera en bus es mucho más corto que en tren (con el tren hubiésemos llegado a las 11h del día siguiente). Entras en la frontera rusa, sube un ruso y mira todos los pasaportes. Ahora bájate con el equipaje y pasa los controles. Después pasa por la ventanilla y te sellan el visado como que estás saliendo de Rusia. Vete otra vez al bus y cuando estás arriba sube otro ruso que vuelve a mirar los pasaportes. Una vez terminado esto cruzas una valla y ya estás en Mongolia, pero la historia se vuelve a repetir también en este lado…

Primer pueblo en tierras mongolas.

En el autobús también viajaba con nosotros un chico de Los Ángeles que había venido unos meses de vacaciones hasta que le dieran los resultados del último examen para ser abogado.

Al final llegamos a Ulan Bator a las 21:00 horas. Allí nos estaban esperando la pareja con la que habíamos contratado el tour (Mejet y su mujer Bilegt). Si pensábamos que Irkutsk era caótico no os podéis hacer a la idea de lo que es Ulan Bator. Allí se emplea la ley del más rápido y el más grande. Salen carriles de coches de donde no hay sitio. Los cruces y cambios de sentido se los inventan. Y pobre de los peatones que quieran cruzar, porque en los pasos de cebra no para nadie.

La verdad es que Ulan Bator como ciudad no merece mucho la pena, nos dieron la opción de empezar el tour un día antes ya que habíamos llegado antes de lo que teníamos previsto y nos gustó la idea, porque perder un día entero en esa ciudad no habría valido la pena. Eso sí, nos pusieron especial atención con los robos. Debe ser muy fácil que te roben, así que siempre hay que llevar el dinero y todo bien guardado. Como  no habíamos cambiado dinero, Bilegt nos dejo 20.000Tug para poder ir a cenar (esto de los tugriks es un lío, con cantidades muy altas y luego pasándolo a euros no es tanto…).

La noche la pasamos en una especie de guesthouse que tienen los del tour (5€/per). Nos metieron por un portal que parecía sacado de las películas pero luego el piso estaba bastante bien. Ahora tocaba descansar que estábamos muy agotados por el viaje, mañana sería otro día de «carretera» y había que recuperar fuerzas.